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pH, mentiras y cintas de vídeo

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Escala del pH, ese gran desconocido.

Como muchos ya sabréis, los submundos magufos de internet están llenos de milagrosas curas para el cáncer, lo cual es absurdo por varios motivos. Por ejemplo que para cualquiera con dos dedos de frente no existen curas milagrosas, en segundo lugar si hay tantas curas para evitar y curar el cáncer como es que esta entre nosotros desde tiempos inmemoriales y, por último pero no menos importante, lo que a estas alturas debería hacer saltar todas las alarmas: “el cáncer”. Y es que como ya sabéis los que leéis cosas serias no existe “el cáncer” existen distintos tipos de cánceres y todos tienen características que los diferencian unos de otros, por eso no hay una cura, sino varias. Porque si, existen curas para algunos cánceres por mucho que los magufos se empeñen en que no.

Pero si hay una de esas curas milagrosas que me ha llamado la atención ultimamente es la llamada “dieta alcalina”

RESUMEN DE LA “DIETA ALCALINA”

La llamada “dieta alcalina” es una subnormalidad (las cosas son como son) que predica que el cuerpo necesita un pH alcalino para estar sano mientras que un pH aćido hará que aparzca “EL CÁNCER” (pongan la música de acojone que más les guste). Y postula además que con nuestra alimentación podemos mantener ese pH en el “valor” correcto para que “EL CÁNCER” (¡Chan, chan, chaan!) no solo no haga aparición sino que… ¡Podemos curarlo! ¡Aleluya!

Y todo esto viene “respaldado” por el premio nobel Otto Heinrich Warburg, galardonado por su investigación “La causa primaria y la prevención del cáncer” en 1931. Y los médicos y las farmacéuticas no han hecho nada. Malditos sean 70 veces 7, o algo.

Así según cuentan, Warburg descubrió que “EL CANCER” (¡Chan, chan, chaan!) se desarrolla por una “alimentación antifisiológica” lo que produce un entorno ácido en el organismo, que a su vez dificulta el aporte de oxígeno a los tejido. Ante este doblete acidosis e hipoxia (falta de oxigeno) las células se protegen dando lugar a “EL CANCER” (¡Chan, chan, chaan!).

¿Y qué podemos hacer nosotros, simples mortales, para evitarlo o incluso combatirlo si ya ha aparecido? ¿Serán los dioses tan crueles como para dejarnos impotentes ante “EL CANCER” (¡Chan, chan, chaan!?

¡No! Porque resulta que los demonios de la nutrición han dotado a ciertos alimentos de propiedades que alcalinizan la sangre y nos protegen de todo mal y con un par de tablas valdría de que alimentos son de cada clase fiesta. De esta forma nos aseguramos un pH alcalino lo que genera una mejor oxigenación de los tejidos.

Pero el mundo es un lugar complicado y por tanto la “dieta alcalina” tampoco puede ser tan sencilla. Y es que resulta que todo lo ácido no acidifica y todo lo alcalino no alcaliniza, porque claro el limón y los cítricos son alimentos ácidos pero también son chachipirulis y no queda bien decir que son malos mientras que las carnes (todas sin excepción que tampoco hay que hilar muy fino) son malisimas-de-morirse a pesar de que los aminoácidos pueden ser básicos. Si alguien le encuentra otra explicación que me lo diga. Y todo aderezado con los malos típicos: el azucar, los medicamentos, la quimioterapia… Y como no las Malvadas Farmacéuticas®

Y este es más o menos el resumen de esta soberana memez que en cada página adornan de manera más o menos florida así que ya podemos pasar a las cosas serias.

LA VERDAD SOBRE EL pH.

Las distintas páginas magufas insisten en que hay que mantener un pH elevado (alcalino) para mantener la salud (algunas no se limitan solo a “EL CÁNCER” (¡Chan, chan, chaan!) e incluyen las enfermedades infecciosas en el saco) llegando alguna a decir que a un pH de 7,4 todavía sobreviven las células cancerosas y recomendando alcanzar un pH de 8,4. Como veremos esto es un soberana majadería por no decir que es simplemente mentira y además muy peligroso.

El pH no es más que una escala para medir la ácidez de algo siendo una escala que va de 1 0 a 14 donde el 1 es lo más ácido y el 14 lo menos (también interpretable como lo más alcalino) quedando el 7 como lo que se conoce como pH neutro. Esta escala no mide nada más ni nada menos que la concentración de H+ en el medio.

La realidad es que el cuerpo tiene diversas partes y diferentes tejidos que a su vez por sus características mantienen un pH distintos. Así no es el mismo en la sangre que dentro de las células que entre otras cosas pueden producir ácidos oscilando el pH intracelular entre 6 y 7,4 según los tejidos. Y aunque los magufos nunca lo especifican de las “explicaciones que dan se desprende que se refieren al pH sanguíneo así que de eso voy a hablaros.

El equilibrio ácido base de la sangre es un tema delicado, tanto que tiene un margen bastante estrecho, siendo 7,35 a 7,45 el rango en sangre arterial. Lo repito, arterial. No nos olvidemos que la sagre venosa tiene un rango distinto y más bajo. Pero a efectos médicos el importante es el pH arterial.

De mantener este pH se encargan los llamado sistemas tampón, el riñón y el pulmón que ahora veremos.

La primera línea de defensa son los conocidos como tampones que no son más que sustancias que se unen a los ácidos de forma reversible según la ecuación:

H+ + A <=> HA

Donde H+ son los protones libres, A el amortiguador (tampón) y HA el compuesto generado.

Como veis la ecuación es bidireccional de manera que cuando aumenta o disminuye la concentración de H+ la reacción se desvía hacia un lado u otro generando más o menos HA respectivamente lo que mantiene mantiene el nivel de pH.

Estos sistemas tampón son distintos en el medio intra o extracelular e incluyen bicarbonato, fosfato o proteinas (pero ¿la carne no es mala?).

Como segunda línea de defensa contra la variación del pH sanguíneo es el pulmón. Y es que el principal estimulante del centro respiratorio es… ¡El H+! (seguido del CO2). Así si aumentan los protones en sangre el centro respiratorio estimula la eliminación de CO2 a través del pulmón, eliminando ácido del cuerpo. Por el contrario si descienden demasiado disminuirá la ventilación reteniendo carbónico y de equilibrando el pH.

Y por si todo esto os sabe a poco todavía nos queda la última línea de defensa, el riñón, que funciona a varios niveles, eliminando ácidos si sobran, reteniendolos si faltan, generando HCO3- ó eliminandolo cuando sea menester.

Como podéis ver mecanismos de compensación no faltan así que llega el momento de contestar a la gran pregunta. ¿Podemos alterar el pH con la alimentación? La respuesta es corta es no, la larga es un “hombre, a mala hostia” y es que es cierto que podemos producir una acidosis pero a base de tomar aspirinas como caramelos o una alcalosis a base de tomar bicarbonato a “puñaos” (aunque no por lo que os pensáis) pero en condiciones normales con la dieta no.

Y es que parémonos a pensar por un momento……. El pH del estómago está cerca del 1 ¿de verdad creéis que lo que le podáis añadir por una rodaja de piña se va a notar? Y además luego el páncreas se encarga de neutralizar todos esos ácidos.

REPASO RÁPIDO DE LOS CÁNCERES.

Un cáncer es básicamente una población de células que se reproduce independientemente de la regulación del cuerpo (tumor) y que además tiene unas características que le confieren lo que en medicina se llama malignidad. A saber: son capaces de invadir otros tejidos, pueden metastatizar (dar otros focos a distancia), recidivar en el sitio cuando han sido extirpados (volver a salir) y algunos pueden producir sustancias activas que alteran el funcionamiento del organismo (síndrome paraneoplasico).

En todas estas caracteristicas hay diferencias entre ellos, así un carcinoma basocelular (un tipo de cáncer de piel) tiene una evolución local muy lenta y es muy, muy raro que recidive o metastatice. Sin embargo un carcinoma microcítico de pulmón lo más probable es que ya haya dado metástasis en el momento del diagnóstico.

Y esto es así porque las cualidades del tejido original, las mutaciones y otras circunstancias (presencia de vasos linfáticos, anatomía regional, mutaciones…) varían de unos a otros.

En cuanto al consumo de oxígeno, efectivamente en muchos cánceres parece estar alterado, dependiendo de la glucólisis anaerobia en mayor medida que otros tejidos sanos. Pero a pesar de que no se conoce totalmente el por qué, se barajan muchas posibilidades pero en todas el punto de partida es la mutación en distintos genes que estimulan la vía de la glucólisis.

Fijaos bien porque aunque parece lo mismo que dicen los gurús de la “dieta alcalina” en realidad es todo lo contrario. Primero el cáncer y luego la glucólisis y el medio ácido.

Y además el metabolismo anaerobio no es exclusivo de los cánceres. Los tejidos normales también la utilizan, algunos en momentos puntuales, como pueda ser el tejido muscular, y otros como norma de vida, como los cartílagos articulares.

ENTONCES…¿?

tabla-alimentos-alcalinizantes

Si alguien puede siquiera imaginar cual es la base de esta clasificación, que por favor me la explique.

Con todo lo expuesto hasta ahora ya debería haberos saltado la alerta de magufos, de hecho tendría que haber saltado nada más leer el nombre de la dieta, pero aun así vamos a ver algunas cosas de este portento de la nutrición con más detalles.

Lo primero es que ya sabemos que salvo que lo hagamos con muchas ganas de poco nos va a servir la alimentación para regular el pH de la sangre. Ya hemos visto que fisiológicamente tenemos varios métodos para evitar la acidosis y la alcalosis. Pero es que aunque pudiesemos hacerlo, subir el pH sanguíneo por encima de 7,45 NO es bueno (las mayúsculas para dar énfasis) ya que produce unas adaptaciones que pueden ser mortales y en curiosamente contrario a lo que promulgan los iluminados de turno.

Así que vamos a desmontar las afirmaciones una por una:

1.- La alcalosis mejora la oxigenación

¡MENTIRA! Y gorda.

Decir eso es de ser uno de los mayores embaucadores del mundo o de ser un descerebrado que no tiene ni idea de lo habla.

Y es que precisamente los efectos metabólicos de la alcalosis lo que hacen es aumentar la concentración de ácidos en sangre.

Así de los efectos de la alcalosis es precisamente activar la glucólisis anaerobia aumentando la producción de ácidos endógenos (del propio cuerpo).

Además, con el fin de retener ácidos, disminuye la ventilación pulmonar lo que a su vez disminuye la oxigenación (¿no decían que era al revés?) lo que en personas predispuestas puede provocar una insuficiencia respiratoria, que no es nada bueno.

Por si fuera poco produce constricción de los vasos, disminuyendo el riego a los tejidos, lo que disminuye el aporte de oxígeno… Y acaban estimulando la glucólisis anaerobia que produce ácidos…

Además en un intento de equilibrar el asunto la sangre elimina potasio hacia el interior celular y hacia la orina intercambiándolo por H+, lo que produce una déficit de potasio que puede llegar a matar.

Pero aún hay un último jugador en esta partida, la hemoglobina. A fin de cuentas es la máxima responsable de transportar y liberar el oxígeno en los tejidos. Pues resulta que a nuestra amiga le gusta quedarse con el oxígeno en los entornos alcalinos y deshacerse de él en los entornos ácidos. A fin de cuentas es una manera fácil de saber que tejidos los necesitan.

En resumen no hay ninguna forma de que la alcalosis mejore la oxigenación de nada.

2.- “Todas las células normales poseen un requisito esencial para vivir, y es contar con el oxígeno, pero aquellas que se vuelven cancerosas pueden hacerlo perfectamente sin esta condición – Se trata de una regla sin excepción” atribuida a Otto Heinrich Warburg.

Quitando el hecho de que esta frase solo la he visto en páginas magufas que promueven esta gilichorrez, ya hemos visto antes que la primera mitad de la frase es verdad a medias mientras que la segunda es una mentira como un templo de grande. Así que no me voy a entretener más.

3.- Otto Heinrich Warburg ganó el nobel por su investigación “La causa primaria y la prevención del cáncer” en 1931.

Esto es también mentira y gorda. De acuerdo que el hombre ganó el nobel en el 31 pero en realidad fue por “el descubrimiento de la naturaleza y mecanismo de acción de la enzima respiratoria” traduciendo los citocromos y el papel del hierro en la respiración celular.

4.- Los tumores se alimentan de glucosa, por lo tanto el azúcar refinado es malo muy malo. No como su hermano el azúcar moreno.

Pues aquí tienen algo de razón. Los tumores se alimentan de glucosa ¡como todas las células del organismo!. Tanto es así que si no la hay el cuerpo la fabrica y una falta de glucosa puede ser mortal, ¿o no habéis oído hablar de la hipoglucemia, tan temida en los diabéticos?

En cuanto a lo malo muy malo que es el azúcar refinado y lo bueno que es el azúcar moreno que queréis que os diga. Los dos se llaman azúcar por algo, porque básicamente son lo mismo mitad glucosa mitad fructosa. Echad cuentas vosotros.

5.- “La quimioterapia acidifica el organismo a tal extremo que se precisa recurrir a todas las defensas alcalinas posibles para poder neutralizar los efectos. Se sacrifican grandes cantidades de la reserva de minerales de los huesos, dientes, uñas, cabello e incluso articulaciones. De ahí los efectos visuales que podemos contemplar en aquellos que se encuentran bajo su tratamiento.”

Esta afirmación la he sacado tal cual (ctrl-c, ctrl-v) de una página (la menos escandalosa, por lo menos no aboga por el pH de 8,4) y está tan llena de burradas que es casi imposible de desmontarla sin entrar en demasiados detalles.

Lo primero es que la quimioterapia no busca acidificar el organismo, eso nos mataría sin más. Dejando de lado de que estos tratamientos cambian y mejoran con cada hora que pasa, el fundamento es intentar atacar a las células malignas y dejar las sanas al margen. ¿Y que caracteriza a las células cancerosas? Su proliferación aceleradísima. Y eso es lo que hacen, atacar a las células con un alto indice de replicación. Problema, hay cosas como el pelo que también se replican muy rápido y sufren sus efectos. De todas formas en la actualidad se buscan dianas moleculares lo más especificas posible de los tumores para minimizar efectos en otros tejidos.

CONCLUSIONES

En definitiva nos encontramos en ante otra giliterapia carente de cualquier fundamento científico y que, como hemos visto, tira de los recursos tópicos de estas cosas, es decir mentiras y medias verdades. Y lo peor es que hacen afirmaciones demasiado peligrosas, como alcanzar un sanguíneo de 8,4 lo que puede resultar mortal.

Otro de los lugares comunes es la ausencia de fuentes o de explicaciones. Así no sabemos que hace que un alimento sea “ácido” o “básico” de manera que el limón, indiscutiblemente ácido, supuestamente alcaliniza la sangre por un mecanismo mágico no explicado mientras que la naranja no lo hace. Misterios de la humanidad.

Por otro lado los hidratos de carbono son malos malisimos, aunque tampoco sabemos como, supuestamente, acidifican la sangre (sin tener en cuenta que son básicos para el organismo).

Otro de los lugares comunes es que vale para todo, lo mismo adelgazas que te curas de un cáncer, pasando por “desintoxicarte” sea eso lo que sea.

En definitiva, aunque he intentado explicar de manera sencilla las falsedades de esta majadería, aplicando los mecanismos básicos para la detección de magufadas podemos olernos la tostada desde lejos.

BIBLIOGRAFIA

Miran Jang, Sung Soo Kim, and Jinhwa Lee. (2013). Cancer cell metabolism: implications for therapeutic targets. Experimental & Molecular Medicine. doi:10.1038/emm.2013.85

Guyton y Hall – Tratado de fisiología médica. 11ª ed. Elsevier.

Sisinio de Castro- Manuel de patología general. 6ª ed. Elsevier.

 



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